12 de febrero de 2016

YO SOY ESA



Son más de las doce, pero ya no quedan espacios para cenicientas. Más bien al contrario. Empezamos a repartir lo mucho que se estila el encaramiento versión madrastra. Así se defienden con más fe los planteamientos.  Dónde vas a parar. Así nos sentimos más hermandad. Así somos más respetables. Y  ya hablaremos de si nos importa una aceitunita del olivo de los Carros, el sentirnos respetados.

Soy antigua. La historia me avala, me empuja y me hace inalcanzable a vuestros ojos. Por eso, porque siglos me hacen la suya. Y soy la suya porque también soy su dueña. Y los dueños administramos lo nuestro. Con férrea voluntad. Sin tapujos. Hasta donde abarquen tus nocturnos sentidos, todo será tuyo. Mi baraja está marcada. Desde siempre. No tengo rivales. Porque soy muy antigua.

Soy seria. Y Él, que es mi gran avalista y me da el poder, es todo lo serio que yo diga que es. Y como esta gente lo quiere sin medida, yo llego a la conclusión irrefutable, de que siendo mío y solo mío, se me otorga carta de infalibilidad. Así que respétense turnos, que serán los que yo diga. Que para eso corro más que nadie. Eso sí, inamoviblemente en mi sitio. Porque soy muy seria.




Soy grande. Miles de adeptos a mi causa no pueden estar en un error.  Ni permitirían enmienda en la dirección que esta capitanía indique. No me toquen mi destino. No me toquen la que hace más dulce la espera. Pero, sobre todo, que ni rocen la decisión mía para siempre, de por dónde camino yo al abrazo con mi ciudad. Que por cierto, también es mía, y solo mía. Obsérvese que me acompaño de tropas.  Porque soy muy grande.

Soy austera. Así soy y no critico a nadie. Qué le vamos a hacer. Vivo mi limpieza de oropel y mi renuncia a alegrías efímeras y erróneas, con ese toquecito de displicencia que adorna a la gente de mi casa. No soy yo de mucho ruido en la calle, y estoy yo como notando que me quieren empujar para que no sea la niña triste de la fiesta.  Porque soy muy austera.

Soy alegre. Vengo de patria alegre. Y vengo porque yo quiero. Que si no quiero, no vengo. Que tengo yo ya muchos pretendientes de ronda bajo el balcón alfarero.  Que vengo por aportar torería y compás. Pero que cualquier día no vengo.  Que como sé que os gusta la navegación imposible en tierra, que por eso vengo. Pero que a la primera malita cara, ya estoy yo liándola en mi casa, que es de arte. Porque soy muy alegre.

Soy distinta. A mí me animan cantes de fragua. Y a vosotras, no son morenos rostros, perseguidos de siglos, los que anuncian la llegada de lo diverso, de lo peculiar. Será por eso, malditos celos, que cansaíta me tenéis de ninguneo. Arriba con los xilófonos, y vengan martinetes. Que ésta que está aquí, ya no se traga más desplantes. Porque soy muy distinta.

Levántese acta. Apunte, apunte, amigo. Reunidos en la ciudad de la Gracia, nos, corporaciones intachablemente gestionadas, decidimos que este jamón está de muerte, y que aquí no se mueve nada, porque este año lo vamos a bordar. Palabrita. Y ahora, vámonos que mira la hora que es y nos va a pillar la madrugada…

Diego Bernal

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